Antes de comenzar la temporada (o lo más pronto al posible, una vez conocido el nivel del equipo en los diferentes aspectos comentados anteriormente y la situación del grupo) se establecen los objetivos y en que momento de la temporada se van a trabajar.
Por supuesto, el entrenador debe estar siempre preparado para reorganizar y redistribuir la prioridad de los objetivos a lo largo de la temporada, en función de la evolución y situación del equipo y los jugadores.
La principal ventaja consiste en que los objetivos, una vez
puestos por escrito, se convierten en recordatorios. A medida que el entrenador
adquiere experiencia, puede ir definiendo más precisamente los objetivos.
Por ejemplo, si tenemos previamente anotados lo que esperamos de los jugadores en caso de discusiones con los contrarios, nos acordaremos de comentárselo y no esperar a que la situación se produzca para corregir actitudes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario