GUERRERO DE MIL BATALLAS
Paul Breitner
entró en los libros de historia del fútbol no solo como uno de sus
jugadores de talla mundial, sino también como una de sus personalidades
más originales, que siempre estaba dispuesto a asumir responsabilidades y
nunca se andaba con rodeos cuando hablaba. Este oriundo de la Alta
Baviera fue una figura provocativa.
Hoy seguramente lo apodarían el Loco.
En la actualidad, muchos años después del ocaso de su deslumbrante
carrera como futbolista, sigue siendo un interlocutor muy apreciado,
cuyas opiniones siguen suscitando enorme curiosidad.
Inolvidable
fue la actuación de Breitner en la final de la Copa Mundial de la FIFA
1974 en su propio país. Siendo uno de los líderes del combinado alemán
durante el torneo junto al capitán Franz Beckenbauer, el de rizos no se
cortó un pelo a la hora de lanzar el penal decisivo y con una
espeluznante sangre fría anotó el tanto del empate provisional. Ese gol
supuso el punto de inflexión del partidazo contra Holanda en el Estadio
Olímpico de Múnich y encarriló mentalmente el posterior triunfo por 2-1
del conjunto del seleccionador Helmut Schön.
"Ya
antes del comienzo de aquel Mundial habíamos hablado sobre quién
tiraría los penales en el caso de que nos pitaran alguno, pero nadie
quería asumir esa responsabilidad. Gerd Müller había fallado varios en
la Bundesliga, y no había nadie que estuviera dispuesto a lanzarlos", contaba Breitner hace unos años en una entrevista en exclusiva para FIFA.com.
Entonces decidió chutarlo él, y se cubrió de gloria. "Después de que el
árbitro diera la orden de reanudar el juego tras el penal, comprobamos
que el 1-1 tenía un gran efecto en el equipo. Fue entonces cuando me di
cuenta, al igual que muchos otros, de que íbamos a ganar aquel partido",
agregó.
A la par de Pelé
Breitner
ganó a lo largo de su carrera casi todos los títulos imaginables. Dos
años antes de la conquista de la Copa Mundial con la camiseta de su
país, pudo subirse al trono de Europa, y pertenece por tanto al que está
considerado como el mejor equipo alemán de todos los tiempos. Además, Afro,
como le llamaban por la inconfundible melena que lucía en su juventud,
levantó con el Bayern de Múnich la Copa de Clubes Campeones Europeos,
precursora de la actual Liga de Campeones de la UEFA.
"Se
trata de un símbolo, nada más y nada menos. Y lo que importa en un
símbolo, ya sea una bandera, un escudo o cualquier otra cosa, no es su
belleza sino lo que representa."
Con el Bayern de Múnich, el club de sus amores, Breitner festejó asimismo cinco Ligas y dos Copas de Alemania.
También los aficionados del Real Madrid recuerdan con agrado al 48
veces internacional alemán, que contribuyó a la consecución de dos
títulos de la liga española y una Copa del Rey para los Merengues.
Todo ello desde diferentes posiciones, pues este atacante de vocación
jugó de defensa en su juventud, y en sus últimos años encontró su sitio
en la medular.
El éxito siempre lo seguía de
cerca. Después de que en 1978 se retirara de la selección a causa de sus
diferencias de criterio con el cuerpo técnico y con algunos jugadores,
la Mannschaft naufragó en la Copa Mundial de la FIFA que aquel
mismo año se organizó en Argentina. Tras ese fracaso, Karl Heinz
Rummenigge y otros miembros de aquella expedición declararían que sin
Breitner el equipo no era competitivo. En consecuencia, el dinámico
volante regresó a la selección, y en la Copa Mundial de la FIFA España
1982 la condujo hasta la final. Es verdad que allí Alemania
sucumbió por 3-1 ante Italia, pero Breitner hizo el único tanto
germano, convirtiéndose de esa manera en el segundo jugador después del
brasileño Pelé en marcar un gol en dos finales mundialistas.
Una singular personalidad
Breitner
fue un astro del deporte rey admirado en todos los rincones del globo
por su fenomenal combatividad, potente disparo y grandes dotes de líder.
Que lejos de los terrenos de juego siempre pensara de un modo nada
convencional también forma parte de su biografía. A la edad de 18 años,
el Bayern le ofreció un contrato profesional y Breitner abandonó sus
estudios en la Escuela Normal de Múnich. No obstante, en los años
siguientes a menudo sería presentado ante la opinión pública
como un intelectual rebelde.
"A Breitner le endilgaron la imagen de ser
un bicho raro en política desde que en sus años mozos se hizo una foto
bajo un póster de Mao y proclamó sus simpatías por el Che Guevara", escribió en su día el noticiero alemán Spiegel.
Sobre el tema de los trofeos, el as teutón también tenía su punto de vista particular. A la pregunta de FIFA.com
acerca de lo que pensaba de la Copa Mundial de la FIFA, Breitner
contestó en su línea: "Es un trofeo majestuoso, y no tengo nada que
objetar al respecto. Simboliza el significado de ser campeón del mundo.
El que la alza es el mejor del mundo en su campo. Se trata de un
símbolo, nada más y nada menos. Y lo que importa en un símbolo, ya sea
una bandera, un escudo o cualquier otra cosa, no es su belleza sino lo
que representa".
Podríamos seguir contando
muchas anécdotas sobre Breitner. Como por ejemplo que existen rumores de
que guarda alguna relación de parentesco con el papa Benedicto XVI. El
hecho es que este hombre que a los 22 años ya era campeón del mundo y de
Europa con su club y con la selección, fue uno de los primeros ídolos
futbolísticos verdaderamente rutilantes de Alemania,
que nunca se dio por satisfecho con la mera normalidad. Actualmente
trabaja como cazatalentos para el Bayern de Múnich, y siempre se le
escucha con agrado cuando concede entrevistas a los medios de
comunicación. Es lo que se dice un espíritu libre, chispeante y
carismático.
No hay comentarios:
Publicar un comentario