Inolvidable fue la actuación de Breitner en la final de la Copa Mundial de la FIFA 1974 en su propio país. Siendo uno de los líderes del combinado alemán durante el torneo junto al capitán Franz Beckenbauer, el de rizos no se cortó un pelo a la hora de lanzar el penal decisivo y con una espeluznante sangre fría anotó el tanto del empate provisional. Ese gol supuso el punto de inflexión del partidazo contra Holanda en el Estadio Olímpico de Múnich y encarriló mentalmente el posterior triunfo por 2-1 del conjunto del seleccionador Helmut Schön. 
"Ya antes del comienzo de aquel Mundial habíamos hablado sobre quién tiraría los penales en el caso de que nos pitaran alguno, pero nadie quería asumir esa responsabilidad. Gerd Müller había fallado varios en la Bundesliga, y no había nadie que estuviera dispuesto a lanzarlos", contaba Breitner hace unos años en una entrevista en exclusiva para FIFA.com. Entonces decidió chutarlo él, y se cubrió de gloria. "Después de que el árbitro diera la orden de reanudar el juego tras el penal, comprobamos que el 1-1 tenía un gran efecto en el equipo. Fue entonces cuando me di cuenta, al igual que muchos otros, de que íbamos a ganar aquel partido", agregó. 

A la par de Pelé
Breitner ganó a lo largo de su carrera casi todos los títulos imaginables. Dos años antes de la conquista de la Copa Mundial con la camiseta de su país, pudo subirse al trono de Europa, y pertenece por tanto al que está considerado como el mejor equipo alemán de todos los tiempos. Además, Afro, como le llamaban por la inconfundible melena que lucía en su juventud, levantó con el Bayern de Múnich la Copa de Clubes Campeones Europeos, precursora de la actual Liga de Campeones de la UEFA. 

"Se trata de un símbolo, nada más y nada menos. Y lo que importa en un símbolo, ya sea una bandera, un escudo o cualquier otra cosa, no es su belleza sino lo que representa."
 
Con el Bayern de Múnich, el club de sus amores, Breitner festejó asimismo cinco Ligas y dos Copas de Alemania. También los aficionados del Real Madrid recuerdan con agrado al 48 veces internacional alemán, que contribuyó a la consecución de dos títulos de la liga española y una Copa del Rey para los Merengues. Todo ello desde diferentes posiciones, pues este atacante de vocación jugó de defensa en su juventud, y en sus últimos años encontró su sitio en la medular. 

El éxito siempre lo seguía de cerca. Después de que en 1978 se retirara de la selección a causa de sus diferencias de criterio con el cuerpo técnico y con algunos jugadores, la Mannschaft naufragó en la Copa Mundial de la FIFA que aquel mismo año se organizó en Argentina. Tras ese fracaso, Karl Heinz Rummenigge y otros miembros de aquella expedición declararían que sin Breitner el equipo no era competitivo. En consecuencia, el dinámico volante regresó a la selección, y en la Copa Mundial de la FIFA España 1982 la condujo hasta la final. Es verdad que allí Alemania sucumbió por 3-1 ante Italia, pero Breitner hizo el único tanto germano, convirtiéndose de esa manera en el segundo jugador después del brasileño Pelé en marcar un gol en dos finales mundialistas. 

Una singular personalidad
Breitner fue un astro del deporte rey admirado en todos los rincones del globo por su fenomenal combatividad, potente disparo y grandes dotes de líder. Que lejos de los terrenos de juego siempre pensara de un modo nada convencional también forma parte de su biografía. A la edad de 18 años, el Bayern le ofreció un contrato profesional y Breitner abandonó sus estudios en la Escuela Normal de Múnich. No obstante, en los años siguientes a menudo sería presentado ante la opinión pública como un intelectual rebelde. 

"A Breitner le endilgaron la imagen de ser un bicho raro en política desde que en sus años mozos se hizo una foto bajo un póster de Mao y proclamó sus simpatías por el Che Guevara", escribió en su día el noticiero alemán Spiegel
 
Sobre el tema de los trofeos, el as teutón también tenía su punto de vista particular. A la pregunta de FIFA.com acerca de lo que pensaba de la Copa Mundial de la FIFA, Breitner contestó en su línea: "Es un trofeo majestuoso, y no tengo nada que objetar al respecto. Simboliza el significado de ser campeón del mundo. El que la alza es el mejor del mundo en su campo. Se trata de un símbolo, nada más y nada menos. Y lo que importa en un símbolo, ya sea una bandera, un escudo o cualquier otra cosa, no es su belleza sino lo que representa". 

Podríamos seguir contando muchas anécdotas sobre Breitner. Como por ejemplo que existen rumores de que guarda alguna relación de parentesco con el papa Benedicto XVI. El hecho es que este hombre que a los 22 años ya era campeón del mundo y de Europa con su club y con la selección, fue uno de los primeros ídolos futbolísticos verdaderamente rutilantes de Alemania, que nunca se dio por satisfecho con la mera normalidad. Actualmente trabaja como cazatalentos para el Bayern de Múnich, y siempre se le escucha con agrado cuando concede entrevistas a los medios de comunicación. Es lo que se dice un espíritu libre, chispeante y carismático.