EL GRAN PORTERO URUGUAYO
Máspoli nació en Montevideo el 12 de octubre de
1917, “el mismo día que Colón descubrió a América”, como solía decir. Si
bien de niño era defensor y simpatizante de Peñarol, se formó en las
inferiores de Nacional, donde comenzó a atajar en Reserva a los 16. Tras
seis años allí y un par en el Liverpool, donde debutó en Primera,
Máspoli llegó en 1941 a Peñarol. Allí sería ídolo.
Recién en 1944 ganó el primero de sus seis Campeonatos Uruguayos con el Manya.
En 1945 se estrenó con la selección y volvió a ser campeón con Peñarol,
algo que no repetiría hasta 1949, cuando integró aquel once apodado La Máquina.
Si bien comenzó dicho torneo en la banca y disputó las últimas jornadas
por la lesión de Flavio Pereyra Nattero, sus actuaciones en ese equipo,
que compartía con Obdulio Varela, Alcides Ghiggia y Juan Alberto
Schiaffino, le permitieron adueñarse del arco celeste de cara a la Copa Mundial de la FIFA Brasil 1950.
¿Cómo
atajaba? A pesar de su gran contextura física, (medía 1,83 metros y
pesaba cerca de 90 kilos), su flexibilidad y anticipación lo
transformaron en un típico atajador, aunque mostraba ciertas
falencias en el juego aéreo. “Igual, cuando salía siempre tiraba el
manotazo por encima del cabeceador, para que éste no saltase cómodo. Los
árbitros nunca cobraban eso”, admitiría después. Sin embargo, siempre
impresionaron su visión de juego y personalidad, dos cualidades que supo
transmitir a compañeros y, más tarde, a sus dirigidos también.
Entre mundiales y vueltas olímpicas
El Mundial de 1950, dicho está, fue el hito de su carrera. Tras
vapulear a Bolivia en el debut y abrir la ronda final con empate un
ante España, un apretado 3-2 sobre Suecia obligaba a Uruguay
a vencer a Brasil en el partido decisivo para ser campeón. “En el
Maracaná había 200,000 personas y era un infierno. Ellos venían
goleando, nadie creía en nosotros… ¡Salvo nosotros!”, reacordaba
Máspoli.
A los 3’, poco pudo hacer para evitar
el tanto Friaca, quien anotó desde corta distancia. ¿Qué sucedió luego?
“A medida que pasaba el tiempo y no podían hacernos el segundo, la
gente empezó a callarse y ellos, a dudar. El empate de Schiaffino los
mató. Yo pensé: ‘No vamos a tener tiempo para ganarlo’. Pero después
llegó el gol de Ghiggia y ya no tuvieron reacción”.
Si
bien todo Brasil culpó a su colega Barbosa por el segundo tanto,
Máspoli lo defendió. “Era difícil contener los disparos de Ghiggia
porque pateaba con efecto. Desde mi óptica, Barbosa se abrió para cortar
el centro atrás porque por el medio entraban otros jugadores. Sumado a
la forma en que le pegaba Alcides, creo que fue más virtud del delantero
que error del golero”. Por algo el brasileño Telé Santana describió
Máspoli como un “caballero del deporte”…
Tras
aquella epopeya, obtuvo con Peñarol los títulos de 1951 y 1953, por lo
que nadie puso en duda su titularidad para el Mundial de Suiza 1954.
Allí Uruguay
ganó sus dos partidos de la fase de grupos sin recibir goles, y luego
eliminó en cuartos de final a Inglaterra (4-2). Posteriormente sufriría
su primera derrota mundialista a manos de Hungría en tiempo
suplementario, en el que muchos llamaron el Duelo del Siglo (2-4). La subsiguiente caída ante Austria (1-3) dejó a Máspoli sin podio.
A su regreso logró su última corona uruguaya vistiendo la camiseta aurinegra.
A mediados de 1955, con 38 años y bastante excedido de peso, Máspoli
decidió retirarse para dirigir interinamente a Peñarol junto a Obdulio
Varela.
Del al arco al banco
En 1964, casi una década después de aquella efímera
experiencia, Máspoli volvió a asumir en Peñarol, siendo campeón ese año y
el siguiente. Lo mejor llegó en 1966, al lograr la Copa Libertadores y
la Copa Intercontinental, superando en la final al Real Madrid de Pirri y
Francisco Gento. “¡Qué persona extraordinaria! Te hablaba como un
padre, te hacia sentir el cariño. Mantenía la alegría en el vestuario”,
supo recordarlo el paraguayo Juan Vicente Lezcano, líbero de aquel
equipo.
Este ciclo de Máspoli en Peñarol se
cerró en 1967 con una nueva estrella, aunque regresaría al club cinco
veces más, cosechando títulos en 1985 y 1986. En este último dio otra
muestra de su liderazgo, al enviar a Gustavo Matosas, de entonces 18
años, a patear el penal decisivo ante su clásico rival, Nacional, tras
empatar la final y el alargue 0-0. Como entrenador, también fue campeón
en Perú (Defensor Lima, 1973) y en Ecuador (Barcelona de Guayaquil,
1987).
Dos veces fue técnico de la selección uruguaya, la primera entre 1979 y 1982. En 1981 ganó con la Celeste
el Mundialito, un torneo que se disputó en Montevideo para conmemorar
el 50 aniversario del primer Mundial. Allí superó a rivales de la talla
de Argentina, Brasil, la República Federal Alemana, Italia y Países
Bajos, aunque posteriormente no logró la clasificación para España 1982.
Uno de sus verdugos, vaya paradoja, fue el peruano Julio César Uribe, a
quien lo había promovido a Primera en 1977 mientras dirigía a Sporting
Cristal.
Máspoli volvió a ser convocado en
1997 para afrontar los últimos cinco partidos de las eliminatorias para
el Mundial de Francia, pero los siete puntos que cosechó fueron
insuficientes. Tras preparar el terreno para la llegada de su sucesor,
el argentino Daniel Alberto Passarella, se retiró definitivamente de la
actividad a mediados de 1998.
Máspoli fue
hospitalizado el 10 de febrero de 2004 por problemas cardíacos, y
falleció 12 días después. Tenía en ese momento 86 años, 64 de los cuales
se los había dedicado al fútbol. Un fútbol que, con sobrados motivos,
lo recordará por siempre como El gran portero de Uruguay…
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